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jueves, 30 de agosto de 2012



El problema es que hemos hecho la letra demasiado pequeña.
El problema es que hemos hecho la letra demasiado pequeña.
El problema es que hemos hecho la letra demasiado pequeña

LEER es una de las funciones más elevadas del cerebro humano. Es además una de las funciones más importantes de la vida, dado que prácticamente todo aprendizaje se basa en la habilidad para leer.
Leer bien ha sido y será siempre garantía de éxito en los estudios y en la vida de cualquier persona. La lectura eficaz es la plataforma imprescindible en la que se apoya el éxito de las personas y una excelente vacuna contra el aburrimiento.

Existe la queja generalizada de maestros y profesores de que los estudiantes entienden poco de lo que leen. Creemos que la introducción del método de lectura de Glenn Doman en edades tempranas favorecerá extraordinariamente la renovación de esta vital actividad pedagógica.

  • Aprender a leer es tan fácil como aprender a hablar.
  • El cerebro humano es singular, y se puede decir de él que es el único contenedor que es capaz de recoger más cuanto más le echas.


En  los cuatro  o cinco primeros años la habilidad para absorber información es inigualable y el deseo de hacerlo es mayor de lo que jamás será después. Aprender también es el juego más fabuloso de la vida, y el más divertido.
Hemos asumido que los niños odian aprender básicamente porque a la mayoría de ellos no les ha gustado el colegio, o incluso lo han despreciado. Hemos confundido el colegio con aprender. El proceso de aprendizaje debería ser prioritariamente divertido, ya que es el más fabuloso juego de la vida.

Los ojos ven pero no comprenden lo que ven, y los oídos oyen pero no comprenden lo que oyen. Sólo el cerebro comprende.

Cuando el oído capta, o recoge, una palabra o mensaje hablado, este mensaje auditivo se rompe en una serie de impulsos electroquímicos que son enviados al área auditiva del cerebro, que los descodifica y comprende en lo que se refiere al significado que la palabra intentaba transmitir.

De la misma manera, cuando el ojo capta una palabra o  mensaje escrito, este mensaje visual se rompe en una serie de impulsos electroquímicos que son enviados al área visual del cerebro donde se descodifican y se comprenden como lectura. Es un instrumento mágico el cerebro.

Tanto la vía visual como la auditiva viajan a través del cerebro donde ambos mensajes se interpretan por el mismo proceso cerebral.

El periodo desde el nacimiento hasta un año. 

En este período es cierto que nos preocupamos porque esté limpio, calentito y bien alimentado, pero también es verdad que restringimos seriamente su crecimiento neurológico.

 El bebé debería tener oportunidades casi ilimitadas de movimiento para la exploración física y la experimentación. Nuestra cultura y sociedad actual normalmente se lo niega. Lo que el niño sea de adulto, en términos de habilidad física y neurológica, está determinado con mayor fuerza durante este periodo más que en cualquier otro.


El periodo de uno a cinco años. 

Durante este periodo de la vida lo amamos, nos aseguramos que no se lastime, lo colmamos de juguetes y lo llevamos a la guardería y/o al colegio. Y, de forma inconsciente, lo hacemos muy bien para impedir el aprendizaje. Lo que debería suceder durante estos años decisivos es que satisficiéramos su tremenda sed de materia prima de la que él quiere beber de todas las formas posibles, pero especialmente en lo que se refiere al lenguaje, tanto si es hablado, oído, escrito o leído.

Es en este periodo de la vida cuando el niño debería aprender a leer, abriendo así para él la puerta del preciado tesoro de todo lo que el hombre ha escrito a lo largo de la historia, la totalidad del conocimiento humano.

Es durante estos años -que no volverán- de insaciable curiosidad, cuando se estampa el sello intelectual del niño. Aquello que el niño pueda ser, los intereses que tendrá, cuáles serán sus capacidades, quedará determinado en estos años. Aprender durante este periodo de la vida es de obligada necesidad, y si lo impedimos, estamos yendo contra la naturaleza. Es una necesidad para la supervivencia.
La supervivencia en el mundo de las personas depende de la habilidad para comunicarse, y el lenguaje es la herramienta de comunicación.

La necesidad de aprender durante este periodo de la vida es, para el niño, una necesidad vital. ¿No es maravilloso que la sabia Naturaleza haya hecho que al niño le encante aprender?.

Este es, pues, el periodo en la vida en el que el cerebro del niño es una puerta abierta a toda la información sin hacer un esfuerzo consciente de ningún tipo. Este es el periodo de la vida en el que puede aprender a leer de forma sencilla y natural. Se le debería ofrecer la oportunidad de hacerlo.






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